lunes, 29 de abril de 2013

con todas las de perder(te)

Por debajo del umbral de mi conciencia se encontraban el orgullo y la fuerza. 
Por debajo del umbral de mi conciencia se encontraban la esperanza y la confianza
Por debajo del umbral de mi conciencia se encontraba mi demencia.
Demencia de ti, por ti y para ti. Demencia provocada adrede, a conciencia (valga la redundancia), para no poder matar más el tiempo pensando en nuestra historia, para no dar opción a mi mente a provocarme más dolores de cabeza. Ni una lágrima más, me dije, después de llenar mares y ríos, embalses y fuentes desde una cama que lleva mucho tiempo pidiéndome que descanse. 
Con una mente y un corazón en off ya es fácil tirar hacia delante. Porque cuando lo has sufrido todo, ya no hay miedo.
Por debajo de ese umbral de mi conciencia, se encuentra una inocencia muerta de las ganas de salir del pozo. Y es que para estar total, completa y absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor. Y cuando eso no sucede, uno se rinde.
Porque estando contigo vivía un sueño, y sin ti con cinco minutos me basta para soñar toda una vida, porque así de relativo es el tiempo. Porque después de mi vida de cuento, ya he vivido muchas vidas, muchos encuentros y desencuentros, porque sé que mi Universo va a ser un lugar oscuro sin ti. Pero también sé, que después de tantas idas y venidas, tantas personas, tantos besos, tantas vidas... he encontrado un motivo por el que morir.
Por debajo del umbral de mi conciencia se encuentra clavada su imagen en mi mente.
Por debajo del umbral de mi conciencia retumban sus palabras a cada paso.
Por debajo de ese umbral de mi conciencia se encuentra su ausencia
Echo de menos todas sus cosas..Y le quiero de todas las maneras posibles.

Una conciencia que me permite conciliar el sueño.
cosa de golondrinas...


sonrisas

Siempre me han hecho creer que la clave de todo se encontraba en proyectar un futuro próspero con el que poder vivir de la mejor forma posible. Un buen coche, una buena casa y un buen trabajo. Sin embargo.. subida en un autobús de camino a mi segunda casa, creo que la esencia de la vida se encuentra dentro de nosotros mismos. Considero que la clave para ser feliz en esta vida se encuentra en los vínculos que creamos con el resto de personas, se encuentra en las sorpresas, en las palabras dichas de corazón, la esencia de la vida se encuentra en un cruce de miradas, en todo aquello que sale del alma o en todo aquello que llega a la misma. Dentro de esta sociedad estamos predestinados en muchos sentidos; nuestra forma de vestir, nuestra forma de hablar, nuestras costumbres, nuestros gustos, e incluso nuestros sentimientos en algunas ocasiones. Pero el tiempo siempre ha sido muy sabio, y con las experiencias, y con los momentos que vamos viviendo, yo me he dado cuenta que nosotros somos quienes elegimos nuestro carácter y nuestra personalidad. Que al fin y al cabo, todo lo que vamos viviendo nos va puliendo, las malas experiencias nos crean miedos y traumas, pero también nos hacen más fuertes. Las buenas experiencias nos hacen tener confianza en nosotros mismos, en nuestras habilidades y posibilidades de llegar allí donde queramos. Quizá me esté alargando demasiado, porque lo único que quiero decir es que .... todos estamos predestinados de una u otra forma, pero somos nosotros mismos los responsables de estarlo en mayor o menor medida, y somos nosotros quienes tenemos la llave para cambiar las cosas, nuestras cosas.