viernes, 29 de abril de 2011

En un aeropuerto

-Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra forma, y sin embargo, sucedieron así.
-La vida es así de rara, absurda y caprichosa.
En un aeropuerto..
donde tus pertenencias (serán controladas en todo momento) compartirán rincón con recuerdos y pantalones desconocidos. Donde compartes asiento en una mima sala de espera con alguien de cualquier otra parte del mundo, con cualquier otro nombre, con otra histria, con otra vida, con otros años, dos personas que por csualidad coinciden en un momento exacto, improvisado, y sin embargo, nadie se sorprende.
Un espacio donde cientos de personas pretenden ir, o volver, o volar , pero sólo es una intención común que más tarde volverá a repartir sus caminos por sitios diferentes.
Un avón donde  tu reloj continua marcando las 17.15 h, la hora real, a pesar de las alturas, las nubes y todo lo demás. Donde pareces saltar, por un momento, tan alto que se te caen de los bolsillos los problemas , allí donde la luz del sol , deja ver la inexistente distancia entre el azul del cielo y las nubes. Donde hay espacio y tiempo para pensar en uno mismo, donde pueden cambiar las perspectivas.
Porque a veces incluso, en trayectos largos, me gusta la idea de hacerme astronauta, para investigar sobre cuál fue la primera estrella.
Pero al aterrizar, los problemas vuelven a colocarse , el reloj marca de nuevo las 17.15h pero esta vez no es tan agradable.
Una vez tengo los piés en la Tierra, ya no puedo ser astronauta, ya no puedo saber  cuál fue la primera estrella, ya el cielo queda lejos y la realidad demasiado cerca, me envuelve otra vez.
Y es entonces cuando me doy cuenta de que me gusta compartir esas horas de espera en la puerta de embarque, y esas horas en el avión, donde mis pensamientos y los de todos los demás desconocidos corren por el pasillo en todas direcciones.
Y al llegar a tierra nos separamos, sin despedirnos, como si nada hubiera pasado, como si nada hubieramos compartido. 
No sé, supongo que me gusta eso de... después de todo, hacer como si nada.

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