miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hugo..

+Puedo ir caminando, no te molestes.
-No me cuesta nada acercarte en un momento, sube!
Subimos al coche,después de las clases nocturnas que nos tocaban aquel miércoles, nos abrochamos el cinturón, el más rápido de lo normal, como de costumbre, le daban pánico los coches. Nunca se quitaba el cinturón antes de haber aparcado, o antes de que yo apagara el motor, pero esta vez algo le pasó, algo pensó, algo vio,que le hizo darse prisa para bajar, para desabrocharse de el que sería su hilo de vida.
Un conductor borracho , en dirección contraria, se dirigía sin control a nuestro coche, a una velocidad vertiginosa, sin tiempo para reaccionar. Yo había estado observando, todavía con el cinturón puesto, la extraña actitud que Hugo había tenido hoy durante el trayecto, no había formulado palabra, no me había contado su día, y tenía prisa por salir,pero no tuvo tiempo de salir, ni yo tampoco. El otro coche chocó brutalmente contra nosotros, y nuestro coche dio vueltas de campana hasta llegar al arcén. Hugo había salido despedido por el cristal de delante. Yo estaba confusa, mareada, en el interior del coche, bocabajo, y lo pude ver extendido a unos metros de mi, no se movía.
A ambos nos llevaron al hospital, yo sólo tenía heridas leves, y a las pocas horas me dieron el alta.¿Hugo? …
Hugo había sufrido una paralísis cerebral, tenía paralizado todo el cuerpo, se encontraba en la UCI, donde permanece desde hace casi diez años.
Mi corazón late al ritmo que el suero alimenta a Hugo, esta es mi vida desde entonces, la que me gané, como otros se ganan vivir sin piernas o sin brazos por haber pisado una mina. Es lo que me ha tocado, nadie me verá llorar por ello.
Que nadie me pida que renuncie a esta vida, nunca más, que nadie, vestido con una bata blanca, me vuelva a decir que no hay nada que hacer y que podría salvar muchas otras vidas con los órganos de Hugo . Que nadie se atreva a entrar en este vínculo, que nadie me diga que tengo la posibilidad de romper esta eternidad, en un acto de generosidad , que a nadie se le ocurra tener compasión de mi, que nadie me venga a decir que puedo salvar a otros, renunciando a lo que me queda de Hugo. Porque aquí esta mi vida, entre personas de batas blancas, gotas de suero, latidos, y una esperanza, y los recuerdos que me unen a el. Yo confío en ti Hugo, sé que estás aquí diciéndome que es mejor ir caminando, que el camino se hace más largo pero es más bonito, yo lo sé Hugo.
Estoy aquí, con Hugo, donde vivo toda la eternidad que dura este calvario, no quiero más de lo que tengo, ni deseo algo que no va a llegar, pero sigue aquí Hugo, no te vayas todavía más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario